Hebrew Bible Transliterated

La BIBLIA es más que un tesoro histórico o un clásico literario para ser preservado, admirado o aplaudido. Es más que un conjunto de documentos en base al cual los talentos de los hombres eruditos pueden ser exaltados.

La BIBLIA es la más grande de todas las obras del Creador. Revela su mente, expresa su voluntad y manifiesta su poder a través de palabras que, entre muchos otros propósitos, tienen el poder de quitar la muerte y sacar a la luz la vida y la inmortalidad de aquellos que leen con fe.

No asumas entonces al lector que tiene en sus manos un libro que el hombre podría haber escrito si hubiera querido. Su maravillosa unidad y continuidad, y sus predicciones cumplidas, muestran el carácter trascendente y sobrenatural de la Obra.

Sepa, por otro lado, que no es un libro que el hombre hubiera querido escribir si pudiera, porque constantemente habla en contra de él y sin respeto por las personas, testifica en su contra, exhibiendo sus rebeliones, perversiones y fracasos.

Si, con nuestra mente adulta, por otro lado, creemos que vivimos en un planeta visitado por Dios hecho carne, entonces, las palabras que Él dice son tan importantes que, al considerar el Precioso Texto, será imposible El resumen del Libro confronta problemas que exceden los límites de nuestra sala temporal.

Frente a esta realidad, no el que finge, sino que aspira humildemente a traducir al Autor Exacto, tiene que admitir ipso facto las limitaciones y la inutilidad de confiar en las disciplinas humanas, y reconocer que, al igual que con el PODER TODO PODEROSO, es no es posible abordar repeticiones vanas, ni antes de su PALABRA es posible hacerlo con la locuacidad de un espíritu liberal, como si se tratara de prolegómenos y comentarios de diccionarios o enciclopedias.

No haga; antes del Libro, uno tiene que acercarse con espíritu contrito, henna hecha de corazón y actitud postrada; con simple fe y pies descalzos, limpios del barro mundano de las filosofías humanas, porque en este caso particular, no es el lector quien juzga el Libro, sino el Libro el lector.